Al escuchar el nombre «Alto del Naranjo» siempre pensaba en la ocurrencia de quienes bautizaron de tal manera al magnífico quillay de la cumbre. Hoy Heidi ha explicado que se llama así por la gran cantidad de cáscaras de naranja que dejaban los caminantes que reponían fuerzas a la sombra del árbol centenario. Afortunadamente el lugar ya está libre de residuos y basura; y el proyecto de reforestación de la zona parece seguir adelante a buen ritmo. Siempre un gusto volver a descansar a la sombra del quillay, en particular hoy tras una caminata bien calurosa (tanto en lo humano como en lo meteorológico) acompañados en la subida por varios cóndores que volaron súper cerca de nosotros.
Y un feliz encuentro en la cumbre con Nora Cárcamo, con quien compartimos la foto y el banderín. #DAV100años