Cuando en diciembre hicimos el Klatt por la vía Quebrada de Arenales, me di cuenta de que esta ruta era bastante apropiada para aproximarse al Capitán, atravesando la gran meseta a los pies del Laguna. Esta alternativa, sin bien le agrega un día adicional de marcha, evita la exigente ruta directa por la Quebrada Angosta. El grupo formado por la directora del club María Paz Vargas, la experta botánica Pamela Torres, nuestro “comando de telecomunicaciones” Christian Marcade y yo (grupo desprendido de una fallida salida al Marmolejo), empezamos nuestro recorrido a las 10 am desde el estacionamiento en la curva 7, bajando y remontando el espectacular Cañón del Cepo hasta la Quebrada de Arenales, donde hicimos C1 (3.260 msnm) arriba del desconocido y espectacular Gran Salto. El 2º día alcanzamos la gran meseta, llegando a las vegas del Capitán a las 14 h, donde armamos el C2 (3.383 msnm) y pasamos tranquilamente la tarde, con agua fresca de manantiales, mirando una escuela de cóndores y disfrutando las panorámicas. El tercer día salimos Pamela, Christian y Yo a las 6h30, alcanzando la cumbre (4.157 msnm) a las 10 am. Un día completamente despejado, el Capitán nos regaló un panóptico de todas las principales cumbres de la región Metropolitana, desde el Juncal hasta los Picos de Barroso. De vuelta en el campamento a mediodía, emprendimos un retorno largo, pero principalmente en bajada. El último esfuerzo estaba por venir, ya que el Cepo baja hasta los 2.200 msnm y los autos están arriba a los 2.700 msnm. 500 metros de desnivel que hicimos en unas agotadoras dos horas de marcha, bajo la atenta mirada de un zorro culpeo que nos asechó durante gran parte de nuestro trayecto. Llegamos al auto a las 20h30.