Nos reunimos puntualmente a las 7:00 en el inicio del Camino a Farellones para dirigirnos hasta las inmediaciones del control de acceso a la mina Los Bronces, lugar de partida de nuestro trekking. El cerro nos recibió con un poco de viento que amainó rápidamente una vez que el sol se encumbró sobre el Manchón. De ahí en más, un día primaveral fue testigo de nuestro conversado y entretenido andar entre formaciones rocosas que señalaban el camino hacia la cumbre. A medida que nos acercábamos al filo cumbrero la nieve iba adornando el paisaje, haciendo todavía más agradable nuestro caminar. Luego de disfrutar la cumbre y sus hermosas vistas hacia el cordón del Plomo comenzamos nuestro descenso y posterior regreso a casa. Reconfortante jornada en las postrimerías de un julio en el que prácticamente no llovió.