No estaba seguro acerca del estado del camino así que dejé el auto en la mitad de la cuesta y comencé a caminar desde ahí. En la parte superior el camino resultó estar en mejores condiciones. Al llegar a la entrada de la reserva nos encontramos con guardias de seguridad que impedían el ingreso. Por suerte nos dejaron seguir a la cumbre del Chivato, pero no sé si exista otra parte del mundo donde guardias de seguridad privados impiden el acceso a una reserva nacional. A pesar de esto último el ascenso al Chivato valió la pena. El bosque de robles ya se veía rojo y desde la cumbre hay muy buenas vistas a ambas cordilleras, de la Costa y de los Andes, así como al embalse Carén.