Impresionados por la cantidad de petroglifos de la zona y por la posibilidad de ascender alguna otra cumbre volvimos a Chincolco y esta vez subimos el cerro Maitén. Conseguimos muy buenas vistas y además de los petroglifos que hay al comienzo de la ruta, encontramos gran cantidad de cactus auratas o “asientos de la suegra” que nos recompensaron la subida.