Fue una jornada épica. Desde el inicio del sendero, nos enfrentamos a una gruesa capa de nieve que desafiaba nuestro objetivo de alcanzar la cumbre del Manchón (3720 msnm). Abriendo huella con esfuerzo entre la nieve blanda y profunda el ascenso fue lento y decidimos no continuar a los 2690 msnm. Descansamos en unas rocas donde disfrutamos de un almuerzo con vistas a los cerros nevados, entre risas y camaradería. Durante el descenso, aprovechamos para practicar el uso de crampones y piolet. Fue otro día de aventura, lleno de emoción y conexión con la naturaleza, compartido con un grupo increíble.