Todo comenzó hace unos meses, cuando decidimos ir y conocer con nuestros propios ojos la cumbre de El Plomo, nos preparamos por varias semanas e incluso el mismo fin de semana de el intento algunos decidieron partir una noche antes de lo planeado y subir el jueves en la noche para dormir en el sector de Los Pumas entre Farellones y Valle Nevado. El viernes partimos los demás desde Santiago a las 08:00 para reunirnos en los Carabineros de Farellones y dar aviso tal y como corresponde. Desde ahí todo el grupo estaba completo en camino a Valle Nevado. Dejamos los autos y nos apretujamos en los 2 vehículos 4×4 que estaban autorizados a pasar y reunirnos con nuestro arriero (Don Javier) en 3 puntas. Desde ese punto empezó la caminata que duro 4 horas para la mayoría hasta Federación, y un poco más para nuestros compañeros Alejandra y Cristián, lentos pero seguros. Tuvimos que recoger agua no en la tipica vertiente de deshielo si no un poco más abajo en un hilo de agua entre lajas que no hubiésemos encontrado fácilmente sin indicaciones de algunos campistas, el sabor era tal cual y como debe saber el agua, exquisita. El viento no nos permitió compartir la cena y cada cordada debió refugiarse en su carpa para comer, acomodar las ultimas cosas y dormir ( o intentarlo). Las alarmas sonaron a las 02:00 am del día sábado, los ojos se sentían pesados, el viento no había cesado durante toda la noche, quedaba la esperanza en nuestra voluntad y en un prometedor cielo estrellado con su media luna brillante. Partimos al fin a las 03:30 am dejando a Alejandra en campamento y con radio con la promesa de comunicarnos cada 2 horas. En poco menos de dos horas el primero grupo llego a el Refugio de Agostini y en una hora más iba llegando la ultima cordada. El frío se sentía en cara, pies y manos, pero también la fuerza interior. Partimos Carmen, Germán y quien escribe como primera cordada, el viento nos empujaba constantemente, pasamos el zig zag aún de noche y recién cuando nos ubicamos en el filo el amanecer se hizo presente. En este punto sólo seguíamos Carmen y yo en la delantera rogando que un rayo de sol nos iluminara y se llevara el hormigueo de los dedos. Tocaba la segunda comunicación con CB pero la señal se cruzo con la de los Bomberos de Melipilla y desistimos. También Sergio y Ayelen nos informaban por otras radios que se devolvían a Agostini, el frío era demasiado y no sentían los pies. Con Carmen seguimos sin parar hasta el glaciar donde cruzamos sin crampones por primera y ultima vez, las piernas nos temblaban al otro lado sólo pensando las horribles consecuencias que podría haber tenido esa mala decisión, pero nos sacudimos el miedo y seguimos, ya con poco aliento y pronosticando 1:30 hora más de camino. Durante la ultima cuesta el viento se hizo más intenso, teniendo que parar y ponernos en contra para que no nos empujara. Al fin vimos un camino plano y tranquilo en el horizonte con un banderillas deshilachadas que anunciaba la tan añorada cumbre. A metros nos tomamos del brazo con mi compañera y pisamos juntas la cumbre de El Plomo siendo las 09:50 am. Las lagrimas brotaron solas, la emoción fue tan intensa rodeada de la naturaleza y toda su fuerza. Fuimos las primeras ese día seguidas por una pareja de españoles y un brasilero. No pudimos disfrutar más de 20 minutos la cumbre, el frío era intenso. A minutos de comenzar nuestro descenso nos encontramos con Cristian y Felipe, segundos en hacer cumbre de nuestro grupo, un poco más atrás venía Germán dándolo todo y cerrando el grupo de cumbreros Alexandra y Rosita, a paso seguro. Cruzamos esta vez el glaciar con crampones y descansamos al otro lado protegidas de el viento, para nuestra sorpresa venía Sergio y Ayelen!, quienes habían bajado el zig-zag y vuelto a subir (aún me sigo preguntando si hubiese sido capaz de eso), ellos decidieron que ya haber llegado a los pies era todo su pago y que esperarían una nueva temporada para alcanzar esta clásica cumbre. Retomamos nuestro descenso hasta el refugio de Agostini donde decidimos esperar a estar todos reunidos.Tuvimos tiempo para conversar con los otros grupos, contar anécdotas montañeras y de la vida. Por fin ya estábamos de regreso en CB a eso de las 18:30 hrs. Preparamos un picoteo y bebidas calientes que compartimos a pesar de el viento que aún nos acompañaba para por fin dejarnos descansar, fue una noche realmente tranquila. El domingo a eso de las 11:00 am nos encontrábamos caminando de regreso con los bolsos instalados en las mulas, nos vinimos tranquilos con el corazón hinchado de emoción, bajamos muy cerca de el salto de agua más grande que disfrutamos como niños. Llegamos sin novedad a Santiago a celebrar esta hazaña y la buena onda con un buen churrasco en Fuente Mardoqueo. Lo que me recuerda que Felipe M. me debe un shop!