Aprovechando el oportuno feriado en la mitad de la semana, optamos por este clásico destino otoñal en las cercanías de Lampa. La convocatoria fue alta. Partimos a las 7:30 desde el DAV, con un día soleado y cálido. Luego de un viaje de 45 minutos y la operación “auto seguro”, partimos con una suave aproximación por los faldeos de Chicauma, con animadas conversaciones entre fanáticos de la montaña. Al encaramarnos por la ladera sur del cerro, se acusaron los distintos ritmos de subida de cada uno, mientras comenzaban a aparecer los bellos colores del otoño en el denso bosque de robles. Finalmente salimos a la gran meseta cumbrera y a su pequeña pero escénica laguna, que domina gran parte de la cordillera central, donde disfrutamos de nuestro almuerzo. Los tiempos fueron más largos de lo esperado, por lo que tuvimos que caminar un buen rato de noche (afortunadamente ya por terreno abierto y casi plano), con vista a las luces de Santiago.