El fin de semana largo fue una buena oportunidad para desempolvar las mochilas de expedición. Esta vez, el destino fue el Parque Yerba Loca, con la mirada puesta en el Mirador del Glaciar La Paloma.

La ruta no presentaba grandes dificultades técnicas, pero sí demandaba resistencia: alrededor de quince kilómetros diarios que se hicieron sentir, sobre todo por el peso en nuestras espaldas. Varios de nosotros no acampábamos desde las vacaciones de verano, e incluso una integrante no subía un cerro hacía más de un año.

Tomamos el sendero recomendado por el parque —y varios tracks descargados por si acaso, porque ninguno conocía el camino—. La huella estaba bastante marcada, pero después de la cascada de Los Sulfatos el terreno se volvió más desafiante. Aparecieron tramos con nieve y pendientes que exigieron concentración y buen ánimo.

Para el regreso elegimos la otra ladera, bajando por el acarreo, una decisión sabia para evitar accidentes. Ya con el objetivo cumplido, aprovechamos lo que quedaba de la tarde junto al río. Almorzamos, nos tendimos sobre el pasto, conversamos, nos reímos, escuchamos el ruido del estero y hasta nos dimos el gusto de mojar los pies en sus aguas heladas.

Fueron dos días de actividad en la montaña, donde el grupo se puso a prueba, colaboró y disfrutó de una salida sencilla pero bien lograda.

Fecha: 1 y 2 de Noviembre de 2025