Objetivo: Travesía del Valle de los Hornitos

La travesía del Valle de los Hornitos en la Cordillera Maulina fue un gran descubrimiento del año pasado, lo que nos hizo volver a programarla para este año. El notorio incremento de los amantes del randonnée, se evidencia en la buena convocatoria para esta salida y en el interés por descubrir nuevos territorios para probarse en el ski fuera de pista. Esta vez, el grupo estuvo compuesto por franceses, españoles, australianos y chilenos, lo que habla del buen momento del DAV como un club que ha sabido estar activo en patrocinar las actividades de montaña. Habiendo gestionado sin mayor inconveniente los permisos correspondientes con ENEL -quienes tienen el control de la central hidroeléctrica Cipreses- partimos del DAV el viernes por la tarde rumbo al Maule. Previa parada -casi obligatoria- en Teno Sandwich, llegamos a Cipreses cerca de las 22h. Si bien nos reportamos con Carabineros de Colorado kilómetros abajo, el protocolo de Cipreses indica que hay que reportarse en el retén de La Isla, algunos kilómetros mas arriba de la central. A pesar de llevar una ficha completa con todos los datos de salida y los participantes, tuvimos que volver a llenar 2 copias de la ficha propia de carabineros, por lo que recomendamos intentar conseguirse este documento con anterioridad para ganar tiempo. Finalmente, logramos armar campamento cerca de las 23h al comienzo del sendero a hornitos, donde estacionamos los autos. Bien desayunados, armadas las mochilas y los equipos, a las 8h30 partimos la caminata sin nieve en el sendero. Encontramos nieve después de 1h30 de caminata aproximadamente, donde sin esperar nos pusimos los skies y las pieles, logrando liberar bastantes kilos de la mochila. El primer traverse, corta el Volcán Hornitos por su ladera sur oriente en dirección al portezuelo. Si bien no presenta mayor complejidad, la pendiente es algo expuesta, lo que requiere de mucha concentración, precisión y equilibrio. La nieve era de buena calidad, pero en condiciones de hielo se recomienda llevar crampones/cuchillos de ski, casco, y tomar todas las previsiones. El grupo llegó sin mayor inconveniente al primer paso, donde nos asomamos al valle y la laguna congelada que se nos abría hacia el norte. La primera bajada la hicimos esquiando con pieles puestas, lo que permitió relajar el ambiente y bromear con el ski en cámara lenta. El día estaba con nubosidad alta, perfecta para una larga jornada de randonéo con el sol de frente. El valle de los Hornitos tiene un entorno espectacular conformado por la laguna, los conos de los Hornitos, las paredes laterales y la pirámide del fondo, que seria nuestro destino final. Atravesar el plano del valle no nos tomó mas de una hora, cuando nos adentramos en la quebrada norte, empezando en ascenso. El aspecto del sector era bastante diferente al año pasado en que había menos nieve, lo que dificultaba reconocer la pista seguida la primera vez. El canalón por el cual ascendimos hace un año no era evidente, por lo que optamos por zigzaguear por la pendiente nevada. En algunos puntos, la nieve estaba algo dura y con pendiente, lo que dificultó en algo el agarre de las pieles en algunos de nosotros. Cerca de las 15h, ya cansados y algo indecisos respecto a la ruta a seguir, se tomó la decisión de buscar un lugar seguro para armar campamento, buscando protección de 2 cornisas con un potencial de avalancha. Es que, y tal como previsto, el tiempo estaba cambiando y en la noche se caería una tormenta. Armadas las carpas y una “piscina-comedor”, a las 17h ya estábamos todos guardados y empezando la temprana pernoctación. La tormenta no demoró en dejarse caer, con fuertes vientos, nevadas constantes y temperaturas que, al interior de la carpa, descendieron a -12º, por lo que al exterior deben haber hecho 5º menos. Los sacos de pluma, las dobles o triples capas, apenas fueron abrigo para esas temperaturas. La condensación interior se escarchaba sobre los sacos. La mañana siguiente, si bien amaneció soleada, el fuerte viento y las temperaturas heladas no cesaron sino que hasta las 9h30, donde recién pudimos salir de las carpas. Minutos antes, el plan era abortar de seguir con esas condiciones. Pero aun faltaba lo mejor. Con el buen clima y el mejor animo (pero aun helados), decidimos partir a la cumbre, dejando el campamento, desarmado pero en el lugar. Luego de una tranquila caminata, llegamos a la cumbre cerca de las 11h con un día glorioso, y sendas vistas a los volcanes Descabezado Grande y Azul, y el valle que habíamos sorteado el día anterior. La tormenta y sus 20 cms de nieve fresca nos regalaron bajadas “épicas” donde cada uno pudo elegir y disfrutar sus “lineas”, mejorar sus estilos, y sentirse afortunados de poder gozar esa nieve y ese entorno prácticamente virgen. Sin duda un privilegio que aun nos regala la cordillera chilena. Deshicimos la travesía del día anterior con mayor velocidad. Cerca de las 15h estábamos llegando de vuelta a la base de los Hornitos, cuando Tito y Léopold decidieron hacer un sprinter y ascender en 15min la cima del volcán. Pero al valle aun nos tenia reservada una última bajada con la puesta de sol, y nieve fresca que había caído hasta muy abajo. Suaves pendientes de nieve polvo que nos llevaron muy cerca de los autos para terminar una gran jornada de compañerismo y excelente ski. Para terminar, la clásica pasada por Cecinas Soler, y ya con las ganas de retomar una próxima travesía rando.