La ruta está muy marcada y bien señalizada, así que no hay como perderse en este cerro. Nos tomó apenas 2h alcanzar la cumbre que resultó ser un pequeño cono rojizo sobre una gran planicie que separa los lagos Lácar y Lolog. Desde la cumbre se puede seguir hacia el cerro Sabana o bajar hacia la laguna Rosales. Obviamente había muy buenas vistas del Lanín, pero también del Quetrupillán y del Mocho Choshuenco, además de los lagos Lácar y Lolog.