El recordado socio Eberhard Meier
Uno de los momentos importantes en la historia del DAV y que significó un cambio en el andinismo nacional ocurrió en 1945, cuando Ludwig Krahl y Eberhard Meier escalaron la pared sur del cerro San Francisco (4345m). Hasta ese momento en Chile, cuando todavía quedaban muchas montañas sin ascensión, el único objetivo de los montañistas era alcanzar las cumbres. Sin embargo, Krahl y Meier introdujeron una nueva perspectiva al intentar escalar una montaña por su cara más difícil. El San Francisco ya había sido ascendido en numerosas ocasiones por su fácil cara norte, por lo que estos precursores buscaron algo nuevo y diferente intentando la ascensión por su difícil pared sur. Mientras realizaban la ascensión, un grupo de amigos, entre los que se encontraba la esposa de Krahl, los observaba desde el valle. Al percatarse de que hubo un gran desprendimiento de hielo justo en el sector por el que se movían los escaladores, pensaron que estos se habrían accidentado por lo que organizaron un grupo de rescate que partió a buscarlos desde el lado norte del cerro. Para sorpresa del grupo de rescate, se encontraron con Krahl y Meier, quienes venían descendiendo no sólo en buenas condiciones, sino que además con una nueva cumbre como trofeo. Esta ruta, que hoy es conocida como la Krahl-Meier en honor a sus aperturistas, ofrece grandes dificultades para los andinistas actuales y ha sido repetida sólo en contadas ocasiones. Según las palabras de Krahl esta escalada significó “… el comienzo de una nueva modalidad en el andinismo chileno… tratando de abolir el concepto clásico del andinismo que, por mucho que se diga en contra, en el fondo no es otra cosa que cargar un bulto y echar a andar.”
Este estilo de hacer montaña llegaría a una de sus máximas expresiones cuando Krahl y Kunstmann, esta vez acompañados por Hoffmann y Meyer, en 1953 escalaran una montaña considerada imposible hasta ese momento: el Castillo (5468m) ubicado al fondo del cajón de los Baños Colina. Esta gran ascensión es considerada el inicio de la escalada artificial en Chile y el grado de dificultad de esta misma es tal, que recién ha sido repetida por primera vez en el 2009, esta vez por otro grupo del DAV formado por Darío Arancibia, Ralph Jaiser y Felipe González Donoso, quienes alcanzarían la cumbre en una jornada maratónica, sin campamento intermedio.
El destino de estos grandes de la montaña sería trágico. Eberhard Meier sufriría primero un accidente en Europa que lo dejaría casi inválido. A su regreso a Chile, incapaz de acceder a las grandes montañas que tanto lo atraían, concentró sus esfuerzos en la fotografía de flores y en hacer excursiones a la baja cordillera. En una de estas solitarias excursiones, en la cordillera de Linares, para ser asaltado sería asesinado.
En 1985 un grupo del DAV, entre los que se encontraban Cristián Burrachio, Christian Thiele y Waldo Farías, organizaron una expedición por más de un mes al valle del río Colorado. Dos de los miembros de esta expedición, Rolando Núñez y Richard Watjen, bautizaron una cumbre de casi 6000m al norte del Nevado sin Nombre como Punta Meier. Aún así la deuda con Eberhard Meier sigue pendiente de ser saldada.