Relatos

El Refugio de Farellones – Traducción del relato de 1958

Cuando en los años 30 el ski conquistó Los Andes y los clubes alemanes de Santiago y Valparaíso (en ese entonces la sección Chile del Club Alpino Alemán) se acercaron a la realización de un largo sueño y levantaron con gran esfuerzo y mucho trabajo el Refugio de Lo Valdés, casi nadie pudo ver el favorable desarrollo que tendría en los próximos 23 años. Actualmente el deportista de invierno encuentra cómodos refugios en los alrededores de Santiago. La exitosa compra realizada hace 3 años del Refugio de Farellones hace accesible ahora a este popular centro de ski.

Rugía una tormenta acompañada de nieve y lluvia cuando un grupo de esquiadores el 30 de junio de 1955 tomó posesión solemnemente del refugio. También la compra del refugio había sido «tormentosa»: dentro de 30 días se había asegurado el financiamiento a través de la emisión de bonos y donaciones. El presidente en ese momento era Dieter Wegner.

El refugio se encuentra a una altitud de 2400 metros y posee una ubicación magnífica con una hermosa vista a los alrededores. El acceso es por un camino que, con buen tiempo, es transitable hasta el mismo refugio. El esquiador agradece por sobre todas las cosas que el refugio se puede alcanzar directamente en esquíes cuando hay buenas condiciones de nieve.

La aprobación que recibió el refugio desde un principio no fue sorprendente. Los dormitorios fueron ampliados para 20 personas, la sala de estar fue confortablemente amueblada. Tras un tiempo se instaló una nueva caldera y un tanque de agua caliente de mayor tamaño. También fue reparado el techo que se encontraba dañado. Desde una terraza se disfruta de una vista inolvidable hacia las grandes montañas de la alta cordillera.

En los dos primeros años la administración estuvo a cargo de un concesionario. Sin embargo, cuando se puso de manifiesto la ineficacia de esto, desde el año pasado se intentó buscar el servicio de un «cuidador» que viva en los alrededores. Con esto se ganó buena experiencia. Para el control, cada domingo, está un director presente.

Con la compra de este refugio todos los esquiadores pueden elegir entre el cómodo refugio de Farellones y el más simple, pero más natural refugio Los Azules. (Inscripciones y pagos sólo son aceptados en la sede del club en Santiago).

Wilfred Siegel

Traducción: Álvaro Vivanco

Artículo publicado originalmente en la Revista Andina de 1958