Lee acá la traducción de este histórico relato publicado en la revista Andina de 1961
CERRO TRONCO
Primera Ascensión 8-01-1960
Wilfred Siegel, Walter Stehr( Primera ascensión)
Participantes:Karl-Heinz Winter,Gerd Fresenius
La primera impresión que se tiene de este cerro cuando cabalgando se remonta el río Olivares o se desciende del Paso del Cepo por el Estero Paramillo, es el de un voluminoso tronco de árbol.
A nosotros de Valparaíso, ya nos había entusiasmado en Enero de 1959, esta atractiva cumbre. Ascensiones en el Paso las Pircas, dejaron de manifiesto la existencia, por el lado Este de escarpados murallones y por el Sur un dificilísimo filo, mostrando como muy inviables ambas rutas.
Por el contrario por la pared del lado Oeste se vislumbra la posibilidad de una vía directa Buenos escaladores podrían ascender a través de un delgado canalón que en su parte superior está bloqueado por la lengua de un pequeño glaciar colgante. Después de vencido este último obstáculo, se llegaría a una gran olla formada por el C°Risopatrón (5750) al Norte, elC° Tronco al Sur(5600M.) y un filo de unión entre ambos, ligeramente más bajo y desplazado hacia el Este. El fondo de esta olla se encuentra a más o menos 4 800 m Desde el filo cumbrero del Risopatrón baja un glaciar colgante. El se une abajo con un glaciar de menor declive, procedednte del C° Tronco y forma finalmente el glaciar que obtura el antes mencionado canalón.
Desde aquí sería sencillo el ascenso.La dificultad estriba solamente en encontrar una entrada a esta recién descrita olla. Fuera de la ruta por el canalón, hay todavía una segunda posibilidad. Se puede escalar el Risopatrón por la ruta normal desde el Norte, hasta el filo cumbrero a unos 5300m.y desde aquí descender hacia el Sur por el glaciar colgante hasta la olla.
Desarrollo del ascenso:
- El 4 de Enero se encuentran Wilfred Siegel y Gerd Fresenius de nuestro Club Hermano de Santiago,e n el campamento base principal, en las cercanías del Gran Salto Olivares(2800m.)Nosotros de Valparaíso habíamos establecido este campamento un par de días antes y desde ahí escalamos los cerros Altar, Nevado Olivares y Bahamonde, para una mejor aclimatación De nuestro grupo están a disposición Karl-Heinz Winter y yo. Lamentablemente Ulrich Lorber se torció un pie hace un día .
En la tarde le echamos una mirada al canalón. Debemos deponer la esperanza de lograr la meta a través de él. En parte la roca está fuertemente glaciada y una gran bolera de trozos frescos de hielo en la parte inferior del canalón nos ponen precavidos del rodado ocasional de enormes seracs. Esto es suficiente para decidirnos por la segunda posibilidad. Esta ruta nos es conocida hasta el filo del Risopatrón, pero es muchísimo más larga.
Al día siguiente ya estamos en camino nosotros cuatro hacia el primer campamento alto. Fuera del equipamiento convencional llevamos en la mochila provisiones para siete días y dos carpas. Por la pared que cierra el Valle de Olivares, a la derecha de la lengua del Glaciar Juncal Sur, encontramos sin dificultades una pasada y después de siete horas montamos nuestro campamento sobre las morrenas del Glaciar Risopatrón a unos 4000 m. de altura.
Ya que nuestros camaradas santiaguinos no están todavía lo suficientemente aclimatados, decidimos descansar al día siguiente. En la tarde decidimos cambiar el campamento 400m. más alto en el borde del Glaciar-Risopatrón.
El 7 de Enero, ya temprano estamos sobre el descerrajado glaciar buscándonos un camino entre las grietas y los seracs. Más arriba en el nacimiento del glaciar nos extasiamos con el pleno sol. La nieve que aquí todavía cubre las grietas, se ablanda rápidamente. También el peso de nuestras mochilas nos hace progresar lentamente. A pesar de ello logramos finalmente, después de diez duras horas, montar nuestro campamento sobre el filo cimero del Risopatrón a 5300m. de altura.
En la tarde entra neblina y cae una ligera precipitación de nieve. Pero momentos antes de la puesta de sol despeja y disfrutamos de una hermosa vista.
Todos cual más cual menos sentimos los efectos de la altura .Pero nos proponemos no dejarnos agarrar por la puna, pues el ascenso recién empieza de veras.
Fresenius pasa una mala noche y tiene que descender al día siguiente acompañado por Winter a quien la fuerte radiación solar da mucho que hacer. Ellos llevan sólo lo indispensable en provisiones y dejan el resto de reserva para Siegel y para mí, quienes queremos hacer el primer intento.
Después de encordarnos con doble cuerda, vamos a la clave para la cumbre, el descenso del glaciar colgante y llegar a la olla entre el Risopatrón y el Tronco. Siegel como más experimentado en hielo, va como primero.
El glaciar está mayormente cubierto de pequeños penitentes. Esto facilita el descenso. Un infructuoso intento por la parte derecha nos cuesta una hora. Lo intentamos adelante por el medio donde después del cruce de unas rimayas hasta chocar con un espolón. Nuestra esperanza de encontrar desde aquí territorios más fáciles no se concreta, empinadas murallas rocosas nos obligaban a permanecer en el hielo. Desescalamos un largo y muy empinado tramo cubierto por hielo cristal. Abajo somos detenidos por una última rimaya al parecer infranqueable . Largo debemos atravesar hacia la izquierda (un par de metros sobre el borde superior), hasta que finalmente encontramos un puente a los pies de gigantescas torres de hielo. Nosotros la cruzamos bien asegurados y tenemos el glaciar detrás de nosotros. El ascenso tendrá éxito.
A las 12 horas estábamos en marcha, ahora son las7 de la tarde .Nosotros cruzamos al frente hacia el glaciar del Tronco, donde armamos nuestro campamento sobre una morrena lateral a unos 4900m de altura. Rápidamente nos reforzamos con una colación y seguimos ascendiendo con luz de la luna hacia la cumbre. Los dos estamos en muy buena forma y la nieve congelada nos permite un rápido progreso .
Por de pronto nos mantenemos sobre el glaciar. El último pedazo lo subimos por cascajos. A la medianoche del 8 al 9 de Enero llegamos a la cumbre. Un firme apretón de manos manifiesta nuestra alegría. Construímos un monolito y dejamos en una caja de lata los banderines de nuestros clubes y nuestras tarjetas
Estamos rodeados por la vastedad de la cordillera, que ahora brilla con el resplandor de la luna . En la profundidad corre el Río Olivares donde en este momento acampa un grupo de nuestros camaradas. Hacemos señas con una linterna, pero olvidamos que seguramente no sospechan de nuestra estadía en la cumbre.
Caminamos un tramo por el filo cumbrero, en dirección Este y llegamos luego a la cumbre Este que es algo más baja que la Oeste. Con los últimos rayos de la luna llegamos a nuestro campamento, son las 3 de la mañana.
A la mañana siguiente comprobamos con consternación, que dejamos olvidada una cámara fotográfica en la cumbre Este. Gracias al buen tiempo nos podemos arriesgar a recuperarla. Lamentablemente entra una espesa neblina lo que nos impide fotografiar desde la cumbre. Por lo menos recuperamos el aparato. Por esta excursión perdemos 5 horas.
Rápidamente desmontamos nuestra carpa e iniciamos el retorno. Por la espesa niebla seguimos nuestras huellas de ascenso. Después de escasas 3 horas llegamos al filo donde acampamos por segunda vez .
Al día siguiente tenemos nuevamente excelente tiempo .Las provisiones que siempre fueron escasas ,terminan por acabarse.Demoramos una hora en deshelar nuestra botas, para poder hacer el descenso por el glaciar del Risopatrón.
Un par de veces nos extraviamos entre las grietas y los seracs. Es mediodía y hace un calor aplastante Finalmente alcanzamos el lugar de nuestro campamento a orillas del glaciar. Los alimentos que ahí encontramos más un largo descanso nos devuelven las fuerzas.
Más abajo nos encontramos con Fresenius que trae frescas provisiones. Fresenius y Winter tienen el plan de subir al 2.campamento alto a orillas del Glaciar del Risopatrón al día siguiente de nuestro regreso previsto y de allí en caso de necesidad acudir en ayuda o en caso de no haber prosperado nuestro ascenso ,intentar un segundo. Sin la ayuda de ellos, habría sido imposible una ascensión.
WALTER STEHR W.
Traducción: Enrique Schneider Beuchat
Artículo publicado originalmente en la Revista Andina 1960-1961
Fotos de la expedición: