Relatos

Trekking al cañón del Cepo por el sendero de altura

En los últimos años, me ha tocado recorrer varias veces el cañón del río Cepo, en verano e invernal, a pie y en esquí, de arriba a abajo y a la inversa.
Este hermoso cajón, extensión del río Molina subiendo hacia el  Plomo, es el que ofrece ese paisaje “encañonado”, visible ya desde Farellones, e indisociable del entorno de Valle Nevado,  con sus abruptos acantilados y estratos geológicos, muchos de ellos superan los 1000m de desnivel.
Usualmente, este cajón es utilizado por los arrieros para subir el ganado a antiguas veranadas como Piedra Numerada, y algunas más abajo. La senda sirve además como ruta de aproximación a los Quempos, el Klatt o cerro Cepo. En la cartografía histórica, este sector contiene el inicio del “Camino de la Derechura”, ese mítico sendero colonial del cual se cuentan tanta historias, y que rio arriba atraviesa el paso del Cepo cayendo al río Olivares, para luego retomar altura hacia el este y así atravesar hacia Argentina por el paso Las Pircas.

El comienzo de nuestra excursión parte en la curva 7 del camino que une Farellones y Valle Nevado, y, la mayoría de las veces, pasado 30 min de andar, se opta por descender al río Molina-Cepo para empalmar con la ruta claramente demarcada al fondo del valle, que sube al costado norte de río.
Esta variante “oficial“,  tanto de ida como de vuelta, ofrece un final no tan feliz, sobre todo para las expediciones de varios días, ya que el desnivel a sortear supera los 500 o más metros, nada muy alentador para un regreso de por sí cansador.

Por lo mismo, nos propusimos explorar la vía que intenta mantenerse “sobre la cota”, sin descender al valle.
La huella está bien marcada casi en su totalidad: se trata de una ruta tropera que atraviesa varias mesetas con abundante alimento para el ganado, algunos humedales y varias quebradas.
Por su condición de altura, tiene vistas magníficas, tanto al Capitán del Quempo, omnipresente en la mayor parte del paseo, como a los cerros que logran asomarse valle arriba: el Klatt y la punta de Bismarck.
Pero el camino dista de ser horizontal, subiendo y bajando desniveles menores en la escala propuesta por el valle. Hacia el final, se empalma con el río Cepo pasado la subida a la quebrada Arenales, en la ladera opuesta, y casi a la misma cota de altura del inicio. Es decir, la suma del desnivel positivo y negativo es casi 0.
En ese punto, nos animamos a explorar una quebrada que vislumbramos factible, con varios manchones de pasto ladera arriba, y  que nos hubiera dejado en el sector de “3 puntas”. Pero no andábamos con equipo adecuado, por lo que decidimos  esta vez dejarlo para otra ocasión, «más vale un dedo meñique que una cumbre».
Si el lector se anima, esta alternativa se aprecia interesante, bastante factible, sin escalada evidente –quizás algunas pasadas de roca–  pero sí expuesto, por lo que se debe ir preparado con el equipamiento de seguridad adecuado.

Concluida la misión, terminamos hidratándonos en nuestro querido Refugio “Alemán de Farellones”, con un acogedor ambiente montañés y buena atención, como siempre se mereció esta sede del club. ¡Felicitaciones a los concesionarios!

Por Philippe Boisier