Lee acá el relato de nuestro socio Michael Cantzler con el ascenso a estos volcanes del norte.
RELATO ASCENSIÓN VOLCANES ZAPALERI Y PILI POR MICHAEL CANTZLER Y MICHAEL DUMKE
11 y 12 de mayo de 2011
Introducción
Los volcanes Zapaleri y Pili (también conocido como Acamarachi) están ubicados en la Puna de Atacama, a unos 100 km al E y 70 km al SE de San Pedro de Atacama respectivamente, poblado desde el cual típicamente parten las expediciones para ascenderlos. La cumbre del Zapaleri, de 5.680 m, define el hito tripartito entre Argentina, Bolivia y Chile y es uno de los puntos más orientales de Chile. Por su parte, el Pili, de 6.050 m, constituye la cumbre más alta de la zona de San Pedro y por ello probablemente es que fue ascendido por los incas en tiempos precolombinos.
Ambos cerros son los típicos volcanes altiplánicos, de formas cónicas más o menos perfectas y laderas cubiertas por largos acarreos que exigen buen estado físico para ascenderlos. Gracias a los caminos que cada día se adentran más en estas regiones alguna vez muy remotas, el acceso es relativamente sencillo si se cuenta con un buen 4×4, pudiendo llegar sin problemas prácticamente a la base misma del cerro.
Ascendiendo al altiplano
Con mi colega Michael Dumke, con quien trabajo en el observatorio APEX cerca de San Pedro, partimos el martes 10 de Mayo tipo 4 de la tarde con una Nissan Terrano 4×4 que arrendamos en el pueblo con dirección a la laguna de Tara, lugar que elegimos para pasar la primera noche. El tiempo, extrañamente para esta época del año, estaba bastante malo: 100% cubierto, con nevadas en el altiplano y bastante viento. Esto no dejaba de ser preocupante, especialmente si la nieve se hubiese comenzado a acumular, ya que no podríamos haber llegado ni cerca de la base de nuestros cerros…Sin embargo, al llegar a Tara (como a las seis, con la última luz de la tarde) ya había dejado de nevar y casi no había viento, aunque aún estaba completamente cubierto (lo que en todo caso presagiaba una noche «tibia»).
Cabe mencionar que el camino desde San Pedro a Tara es muy bonito, ya que transcurre por paisajes típicos de la Puna de Atacama, con imponentes volcanes, verdes bofedales, lagunas de colores fabulosos, y formaciones rocosas muy hermosas. Desde San Pedro se toma el camino internacional al Paso Jama (buen asfalto), comenzando con una cuesta de unos 40 km, que sube desde los 2.400 m de San Pedro hasta 4.750 m a los pies del cerro Toco. Ahí el camino se mantiene más o menos plano, pasando cerca de las lagunas verde y blanca que están a los pies del volcán Licancabur en Bolivia y por detrás del llano de Chajnantor, donde se ubica el famoso observatorio ALMA (de hecho se ven algunas antenas parabólicas). Luego el camino comienza a bajar lentamente, acercándose a la cuenca del salar de Pujsa y permitiendo vistas al bofedal de Quepiaco.
Foto 1: Bajando a la cuenca del salar de Pujsa (nótese la nubosidad)
A continuación se cruza la cuesta de la Pacana, el punto más alto del camino internacional con 4.830 m y se baja a la cuenca del salar de Aguas Calientes, donde hay unas fabulosas formaciones rocosas llamadas popularmente Monjes de la Pacana. En este punto (S 23°03’37,4″ / W 067°29’10,9″, unos 110 km desde San Pedro) se abandona el camino internacional hacia la izquierda (norte) y se toma una huella (más bien se elige de entre muchas huellas) que lleva a la laguna de Tara. Son unos 28 km de huella en regular estado (harta calamina) que en principio debería poder ser transitada con un vehículo tracción simple, pero suficientemente alto.
La laguna de Tara (lugar conocido también como salar de Tara) es un lugar precioso, con bofedales, lagunitas, farallones de roca de decenas de metros de alto de toba volcánica (tal vez aptos para la escalada deportiva?) y una variada fauna compuesta por vicuñas, zorros, vizcachas, parinas, patos, etc. En su punta norte (S 22°59’03,7″ / W 067°18’11,2″, 4.325 m) tiene un «refugio» (más bien una casucha con el techo roto), en la cual pernoctamos cómodamente, armando la carpa adentro y haciendo una acogedora fogata.
Foto 2: Los farallones de la laguna de Tara
A la conquista del hito tripartito
Al día siguiente partimos como a las siete de la mañana hacia la base del Zapaleri siguiendo una huella en buen estado que parte bordeando la laguna-salar de Tara y luego sigue más o menos paralelo al río Zapaleri (dirección general NNE). Luego de unos 20 km llegamos desde el poniente a la quebrada por donde fluye el río de marras, la cual no pudimos cruzar con la camioneta por lo escarpado de sus laderas (S 22°51’36,8″ / W 067°13’00,2″, 4.460 m).
Foto 3: En el río Zapaleri a punto de partir a la cumbre
Bueno, así que dejamos la camioneta y como a las ocho y media comenzamos a «chalear» por una ladera con muy poca pendiente (que de hecho se podría recorrer en un 4×4 si se pudiera cruzar la quebrada), hasta que al cabo de más o menos una hora y cuarto llegamos a la base del cerro propiamente tal, a unos 4.750 m (S 22°49’30″ / W 067°11’55″). Comenzamos a subir por la ladera oeste, la que tiene una pendiente de unos 30° y piedras de tamaño medio que, con algo de cuidado, permitían un ascenso relativamente fácil. Luego de unas 3 h llegamos a la base de la torre cumbrera (a unos 5.550 m), punto en el que nos vimos enfrentados a un planchón de nieve dura de unos 50 m de desnivel y unos 35° de pendiente, lo que nos causó algunas dificultades dado que no habíamos traído crampones ni piolet… Cabe mencionar que los cerros en general tenían bastante nieve de los 5.500 m hacia arriba, lo que realzaba su belleza!
Foto 4: Parte final con la torre cumbrera (nótese la nieve en la base de la torre)
Finalmente, como a las 13:30 llegamos a la cumbre, donde nos encontramos con el famoso hito, del que yo ya había oído hablar en las clases de geografía de mi infancia! El tiempo se había mantenido aceptable, con algo de viento y nubosidad alta, así que el ambiente en la cumbre era más o menos bueno como para quedarse un rato, descansar, disfrutar de las fabulosas vistas y tomar las fotos de rigor. Testimonios de cumbre había como unos seis o siete solamente, principalmente de militares argentinos y bolivianos (no recuerdo que haya habido testimonios de montañistas chilenos…). Por lo visto este cerro no recibe más de una o dos visitas al año!
Foto 5: Michael Cantzler en la cumbre del Zapaleri
Como teníamos que seguir camino para subir el Pili al día siguiente, y como especialmente hacia el lado boliviano estaba comenzan-do a nevar en algunas par-tes, decidimos emprender el descenso alrededor de las dos de la tarde. Por lo duro de la nieve, la primera parte del descenso fue de cuida-do, pero luego la cosa fue sencilla, aunque no dema-siado cómoda, ya que la bajada transcurría por pie-dras más o menos grandes y no acarreos suaves. En todo caso nuestra ruta de descenso fue diferente a la de ascenso: bajamos por la quebrada que baja desde la cumbre hacia el oeste, en vez del filo que usamos a la subida (es decir que bajamos levemente más al norte que la ruta de subida).
Como a las cuatro y media de la tarde, después de una jornada de unas 8 h estuvimos de regreso en la camioneta, listos para continuar a nuestro próximo objetivo!
Rumbo al Pili
Volvimos al camino internacional por las mismas huellas que tomamos a la ida, pudiendo deleitarnos con hermosas vistas de los farallones rocosos de Tara y los volcanes fronterizos iluminados por el sol de la tarde, con un cielo negro por las nevadas como telón de fondo.
Foto 6: Los farallones de Tara y el Zapaleri al atardecer
Una vez de regreso en el camino internacional, doblamos a la derecha (rumbo a San Pedro) y condujimos hasta el punto en que llega a la cuenca del salar de Pujsa y tiene una curva muy marcada de 90° hacia la derecha (S 23°08’09,2″ / W 067°31’00,2°). Ahí nos desviamos a la izquierda y comenzamos darle la vuelta el salar de marras dejándolo a nuestra derecha durante unos 15 km. Más o menos en la punta sur del salar nos comenzamos a alejar de él y enfilamos hacia el extremo norte del cerro Negro de Pujsa, el cual bordeamos durante uno o dos km para luego ingresar a una quebrada más o menos amplia que prácticamente apunta hacia el Pili. Cabe mencionar que no se debe ingresar a la quebrada que flanquea el cerro Negro por el SE, ya que por ella aparentemente no es posible transitar en auto. Otra cosa con la que hay que tener cuidado es no ir directamente desde la salida del camino internacional hacia la punta norte del cerro Negro, ya que aparentemente los terrenos que bordean el salar de Pujsa en esa área son un tanto pantanosos.
Establecimos campamento como a las 7 de la tarde en la quebrada mencionada arriba, a unos 4.600 m (S 23°14’03,4″ / W 067°35’32,3″).
El ataque al Pili
Al igual que en el Zapaleri, partimos como a las 7 de la mañana en auto rumbo a la base del volcán, por huellas cada vez peores (aquí sí que se necesita un 4×4 con buen despeje), que nos dejaron a casi 4.900 m (S 23°16’32,4″ / W 067°36’14,3″). Para llegar hasta ahí desde el campamento, tuvimos que remontar un portezuelo que une la quebrada donde acampamos con la quebrada que bordea el cerro Negro de Pujsa por el SE y luego seguir por los faldeos del volcán por terrenos bastante pedregosos.
Foto 7: Cara NE del Pili con la ruta de acceso en auto (punteada) y ascenso (sólida). La ruta desde el hombro hasta la cumbre no se ve, ya que va justo detrás del filo.
Comenzamos a caminar como a las 8 y media de la mañana, por terrenos bastante pedregosos, pero relativamente cómodos para ascender, y llegamos como a las 10:30 hombro norte del Pili donde hicimos una pequeña pausa a unos 5.450 m (S 23°16’57,7″ / W 067°37’07,8″). Luego seguimos ascendiendo por la cara norte, por una pequeña quebrada que lleva directamente hacia el cráter. Fue muy interesante encontrar leña (al parecer antigua) en la base de esta quebrada; tal vez proviene de tiempos precolombinos (¿?). El ascenso de la quebrada fue relativamente fácil al comienzo, ya que la pendiente no es mucha y hay piedras grandes las que uno puede ir subiendo a manera de «escalones». Sin embargo más arriba la pendiente aumentaba y las piedras grandes dieron paso a acarreos sueltos, por lo que la cosa se puso más pesada. A lo largo de toda la quebrada había manchones de nieve, los que en parte facilitaron el ascenso cuando ésta tenía la dureza óptima, pero a ratos lo dificultaron cuando estaba demasiado dura (recuérdese que no teníamos crampones).
Alrededor de la una de la tarde llegamos a lo que se podría considerar el cráter, a unos 5.950 m. Desde este punto no se distingue claramente la cumbre, por lo que tuvimos nuestras dudas hacia dónde seguir. Finalmente optamos por seguir en dirección SE hacia un torreón de roca que parecía el punto más alto. En todo caso la ruta desde la salida del cráter hacia la cumbre no es directa, ya que tuvimos que bordear primero un promontorio rocoso por su derecha, luego remontar un nevero más o menos duro de unos 50 m de desnivel y finalmente ascender los más o menos 20 m de rocas grandes que constituyen la cumbre.
Foto 8: Los Michael en la cumbre del Pili con la caja del Banco de Chile (vista hacia el sur).
A la cumbre llegamos como a las 13:50, con un tiempo fabuloso que nos permitió disfrutar tranquilamente del paisaje, comer algo y leer el libro de cumbre del Banco de Chile. Gracias a él nos pudimos dar cuenta que este cerro tampoco es muy visitado. En un periodo de unos 4 años solo había ingresadas una docena de expediciones. La última había sido de enero del 2011.
Foto 9: La cumbre del Pili vista desde el NE con la ruta seguida. Parte de la ruta no se ve porque está detrás del horizonte.
Más o menos a las 14:30 comenzamos el descenso por la misma ruta de ascenso. Alrededor de las 16:30 llegamos a la camioneta, cansados pero muy contentos, y emprendimos el regreso a San Pedro de Atacama por el mismo camino de ida.
Foto 10: Vista desde la cumbre del Pili hacia el norte
Foto 11: Vista desde el Pili hacia NE. Nótese el salar de Pujsa y el cerro Negro de Pujsa. La ruta de acceso con la camioneta está marcada en rojo.