El Aconcagua es, justo con 7000 metros de altitud, la montaña más alta del hemisferio occidental. Su ascenso es un sueño y una meta de experimentados y exigentes montañistas de todas partes del mundo.
La cumbre andina, famosa por su altitud, se ha ganado una mala reputación debido a los muchos intentos que terminaron de forma trágica. Generalmente el cerro es abordado por la llamada ruta normal desde Portillo hacia Puente del Inca y luego hacia Plaza de Mulas. Esta ruta exige la máxima entrega física, pero técnicamente no es difícil. No así la llamada «Ruta chilena». Güssfeldt fracasó en ella y recién en 1952 la pudieron realizar los chileno-alemanes Wolfgang Förster, Ludwig Krahl y Eberhard Meier.
Los alemanes integrantes de la «Expedición Karl Gross 1972» al Aconcagua se decidieron por esta ruta apenas frecuentada desde entonces.
A fines de diciembre de 1971 llegaron los alemanes a Santiago donde fueron huéspedes del Club Alemán Andino y recibieron algunos consejos de Wolfgang Förster, uno de los primeros ascensionistas.
Para el cambio de año estaba la expedición alemana preparada con animales de carga y de monta en la larga y agotadora aproximación al Aconcagua. Desde Río Colorado (1080 metros), el punto de partida, pasando por Puerta de las Minas (3300 metros), Retambo, el Paso del Rubio (3770 metros) la caravana alcanzó, a través de la cordillera virgen, el valle Hermoso, el acceso norte al Aconcagua en territorio argentino.
El campamento base de los montañistas está a 4350 metros de altitud en medio de un escenario magnífico, bajo una enorme y empinada canaleta cubierta de acarreo que termina con el portal Penitentes (4850 metros), el paso clave hacia el macizo de la cumbre del Aconcagua. Tras una esforzada travesía del glaciar de Güssfeldt a través de penitentes del tamaño de una persona, se levantó el primer campamento de altura a 5050 metros. Tras otros 800 metros se pudieron alcanzar la ruta normal y el refugio Plantamura (5750 metros). Acá se encontraron los expedicionarios con los montañistas del Club Alpino Alemán que venían desde Portillo.
La cordada de cumbre comenzó el ascenso con un cielo andino azul inmaculado, mientras un viento huracanado y gélido exigía lo último posible de los montañistas. A pesar de esto, dos montañistas de la expedición alcanzaron la cumbre: Oswald Buhrow y el Dr. Walter Hufnagel, quienes desde la arista sur alcanzaron la cumbre norte y principal.
Los montañistas alemanes guardaron recuerdos inolvidables que llevaron a casa. Recuerdos de la inmensidad y colorido de la cordillera chileno-argentina, de la exótica belleza del valle del río Colorado con sus cactus florecientes sobre aguas turbulentas y -no menos importante- de la hospitalidad chilena que comenzó en Frankfurt am Main en el avión de LAN Chile y encontró su amistosa continuidad en el Club Alemán Andino en Santiago.
Dr. W. Hufnagel
Artículo publicado originalmente en la Revista Andina 1969-1972.
Traducción: Álvaro Vivanco