Ovalle- Quebrada Los Loros
El miércoles 17 de septiembre, a las 10:30 aprox., emprendimos nuestra expedición familiar de escalada DAV con rumbo a Ovalle. El grupo estuvo conformado por 5 grupos familiares, con un total de 7 adultos y 8 niños(as) de entre 7 y 15 años.
Durante el camino mantuvimos contacto y compartimos paradas para comer, conversar y jugar. De este modo el trayecto no se hizo muy pesado.
Dos miembros del grupo ya habían ido anteriormente, por lo que teníamos los contactos para abrir los portones que nos permitirían la entrada a la zona de camping y escalada.
Llegamos a las seis de la tarde aproximadamente a la zona de camping. Todavía con luz armamos los campamentos, hicimos un breve reconocimiento de la zona para evaluar posibles peligros para los niños y aprovechamos de limpiar el baño seco para dejarlo operativo con bolsas de basura para almacenar los papeles (llevamos toallas con cloro y destapamos el urinario).
Luego de esta ardua tarea, los niños hicieron una fogata, preparamos la comida, ¡compartimos un rato y nos fuimos al saco!! Nos tocó un clima templado con algo de viento bien frío. Durante la noche se escuchaba el canto de los búhos y tucúqueres.
Al otro día, los pájaros (y niños) del sector nos despertaron tempranito, a las 8:00 ya estábamos preparando los primeros cafés y tecitos, huevos revueltos, pancitos con palta jamón y queso que nos mantendrían con energía y buen humor para comenzar el día. Cada grupo familiar preparó las mochilas con múltiples colaciones para compartir; la idea era preparar solo dos comidas importantes (desayuno y cena). Además, llevamos radios para mantener la comunicación con el campamento y la zona de escalada (quebrada Los Loros a unos 10 minutos del campamento).
La bajada a la quebrada no es difícil, pero hay que tener cuidado, ser precavido. Las rocas son lisas, pero tienen grandes hoyos que sirven de escalones. Los niños ya tenían experiencia previa en este tipo de zonas, por lo que la bajada fue fácil. La primavera ya había llegado al lugar: los cactus gorditos y relucientes, los pastos verdes y las flores con vivaces colores nos recibieron junto a muchos pájaros con sus cantos y vuelos: churretes, yales y chirihues protegían sus nidos y se acercaban a los cursos de agua que bajaban hacia la quebrada a darse baños.
La quebrada de Los Loros 1 nos sorprendió… es preciosa: rocas lisas (cero abrasivas), hoyos que más bien parecían cuevas de todos los tamaños. Los niños no tardaron en ponerse sus cascos y encaramarse en las cuevas que hicieron sus refugios, el lugar bien cuidado, muy limpio y algunas rutas tenían carteles de “Ruta con nido” por lo que las respetamos y no escalamos aquellas.
Escalamos como 7 rutas por día, todas de entre los 5.7 y los 10.b. Algunos pasos difíciles a la primera, pero “papeables”. ¡Algunas rutas cortas y otras más largas nos dejaron a todos motivados… hasta los que no iban a escalar se animaron!
En total estuvimos 3 noches, incluida la noche del “18” que preparamos un rico asado y destapamos una botella de vino para celebrar nuestra independencia.
El sábado 20 emprendimos el regreso, Tipo 12:00 dejamos el campamento, tanto adultos como niños ayudaron a desarmar y dejar ordenado… nos llevamos toda la basura (incluso los papeles del baño). Hicimos separación de botellas y tetrapack para reciclar y todo lo trajimos de vuelta a Santiago.
¡Una muy linda aventura para grandes y chicos!
Gracias a Ignacia Valdivieso (socia DAV y participante de la expedición) por la idea de visitar el lugar en familia y al Club por los crashpads (que los niños disfrutaron), mesa de picnic, pisos, arneses de niños, cascos y ferretería para escalar.
Maureen Johnson
Organizador de salida “Exploraciones Familiares”